Aunque Colombia es reconocida como una nación emprendedora, donde el espíritu empresarial ha sido impulsado por diversas iniciativas tanto públicas como privadas, detrás de esta realidad hay una dualidad que afecta al mercado laboral, dado que gran parte de los emprendedores del país caen en la informalidad, un fenómeno que persiste y sigue creciendo a pesar del auge del autoempleo.
Este fue un tema que abordó esta semana el equipo del BBVA Research y donde cuentan que el empleo en Colombia ha registrado un crecimiento significativo desde finales de 2024, con un aumento anual del 5% en marzo de 2025 y allí, el aspecto que más destaca es el incremento del empleo no asalariado, que ha crecido a una tasa anual del 8%.
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En términos absolutos, entre marzo de 2024 y marzo de 2025 se generaron 1,1 millones de empleos nuevos, de los cuales 947 mil fueron empleos no asalariados; manteniendo la tendencia en la que cinco de cada 10 trabajadores en el país no goza de los derechos que dicta la legislación nacional en esta área.
Esta cifra, que en principio refleja una dinamización del mercado laboral, también revela una realidad preocupante en la que el 80% de los trabajadores independientes son informales, el 80% trabaja por cuenta propia y el 70% de estos últimos son informales por cuenta propia. En consecuencia, la tasa de informalidad laboral en Colombia aumentó del 56,3% en marzo de 2024 al 57,2% en marzo de 2025.

Emprendimiento.
iStock
Una cara oculta
El incremento del autoempleo en Colombia ha sido interpretado por algunos sectores como una manifestación del espíritu emprendedor del país. No obstante, María Claudia Llanes, economista de BBVA Research, advierte que detrás de esta tendencia se esconde una problemática que compromete la estabilidad laboral y el acceso a derechos sociales.
“El empleo independiente está asociado, en su mayoría, a la informalidad laboral. Esto significa que muchos colombianos que buscan emprender no logran acceder a los beneficios de la formalización, lo que los hace vulnerables en términos de seguridad social y derechos laborales”, explicó Llanes.
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Para ella, la diferencia entre empleo formal e informal es clara, dado que mientras que más del 70% de los trabajadores asalariados cuentan con condiciones laborales estables, altos niveles educativos y coberturas sociales, los trabajadores informales, especialmente los independientes, enfrentan escenarios precarios y ausencia de protección.
Así mismo, puso sobre la mesa que aunque el emprendimiento puede ser una vía para generar ingresos, el alto nivel de informalidad evidencia que muchos colombianos recurren al trabajo independiente por necesidad, más que por convicción empresarial, lo que plantea la pregunta de si el país está fomentando realmente el emprendimiento sostenible o si, en cambio, está permitiendo que se perpetúe una economía de supervivencia.

Informalidad laboral en Colombia.
Archivo EL TIEMPO
Una de las mayores preocupaciones es que esta situación también tiene un impacto directo en la pobreza multidimensional del país. Desde el BBVA Research recordaron que de acuerdo con la medición de 2024, el 70,7% de los hogares colombianos cuentan con al menos un adulto ocupado en la informalidad y sugieren que el crecimiento del empleo independiente no ha logrado cerrar la brecha de pobreza, sino que más bien la mantiene latente.
Medidas y retos
Para abordar esta problemática, estos analistas coinciden en que es fundamental diseñar políticas que impulsen la formalización de los emprendimientos, comenzando, por un lado, por reducir las barreras administrativas y fiscales que impiden el registro formal de pequeñas unidades productivas, y por otro, ofrecer incentivos tangibles para que los emprendedores regularicen sus actividades económicas.
“El objetivo no debe ser solo generar empleo, sino asegurar que este sea de calidad y formal. De lo contrario, el crecimiento económico no se traducirá en una mejor calidad de vida para los trabajadores”, concluye Llanes.
Además, destacó que la implementación de programas de capacitación y asistencia técnica que orienten a los emprendedores hacia la formalización puede ser clave para transformar la realidad del empleo independiente en el país y que las cámaras de comercio y las instituciones educativas también pueden desempeñar un papel fundamental al promover conocimientos administrativos y financieros que permitan a los emprendedores consolidar sus negocios bajo esquemas formales.