Hasta el 13 de diciembre se lleva a cabo la edición número 20 de Bogoshorts, el Festival de Cortos de Bogotá. Criterio habló con Jaime Manrique, su fundador y director, sobre las particularidades de esta edición y la importancia del corto en el circuito del cine nacional.
Diario Criterio: Han decidido llamar a esta versión de Bogoshorts la edición de la luz. Hace un par de años fue la de la incertidumbre. ¿Por qué volver a la luz? ¿Es un mensaje de positivismo? ¿El cierre de un año de recuperación?
Jaime Manrique: Creo que lo que le podíamos ofrecer a la gente, este año, era un mapa para encontrar caminos luego de una gran incertidumbre, porque para mí las dos ediciones pasadas estuvieron muy llenas de oscuridad por lo que ocurrió con el Covid, que como festival nos puso en unas dinámicas muy complejas respecto a los procesos de gestión, de financiación y en cuanto a la misma relación con las audiencias. Creo que, de alguna forma, esta es realmente la primera edición sin que todavía existan temores de confinamiento y sin restricciones.
Por el otro lado, creo que lo que nos está pasando es que lo que existió en términos de concentración creativa, durante esos años de encierros y restricciones, termina explotando justo en este momento. Y eso lo demuestran sobre todo los últimos tal vez tres o cuatro meses, cuando aparecieron películas como Los reyes del mundo, La jauría, Fósforos mojados. Eso demuestra que cuando se dan esos caldos de cultivos obligados, con situaciones como el confinamiento, luego vienen unos momentos de euforia. Y ese desfogue, desde mi perspectiva, tiene mucho de luz, del potencial que tiene nuestro universo de la realización audiovisual.
Diario Criterio: ¿Tiene que ver también con que sea la edición de los 20 años?
Jaime Manrique: Sí, ese es un tercer elemento. Se celebran dos décadas, un número especial e importante. Y como nuestra patrona es Santa Lucía, que es la patrona de la luz, era el momento perfecto para celebrar la luz en un sentido más amplio: y es que todos estos realizadores que tienen cortometrajes entre las manos lo que están haciendo es dar a luz sus primeras obras. Es como el nacimiento de esos primeros directores, que podrían llegar a tener una relevancia en el futuro. Y uno lo ve con, por ejemplo, Andrés Ramírez Pulido, el director de La jauría, cuyo primer corto se presentó por primera vez en Bogoshorts, así como los primeros cortos de Laura Mora, hace más de 13 años. Cuando la gente conoce a Laura Mora, que es con el estreno de Matar a Jesús, para nosotros ella ya existía hace 10 años. Bogoshorts es el lugar donde se hacen esos descubrimientos, y eso al final es la luz.
Diario Criterio: Este año se presentaron unos 2500 cortometrajes de más de 100 países del mundo, ¿cómo hacen normalmente la selección final?
Jaime Manrique: Más allá del tema numérico, que lo que evidencia es que los procesos en los festivales son como un embudo, porque entran muchos y al final quedan unos pocos, hay dos puntos para anotar. Tenemos un nuevo jefe de programación a partir de este año, que se llama Andrés Suárez, quien tiene un recorrido muy interesante siendo muy joven: es uno de los representantes de Mubi en Colombia, fue programador en el Festival de Cine de la UNAM, en México. Él hizo un proceso de recomposición en el grupo de personas que hacen parte de nuestro comité curatorial.
¿Cómo funciona? Son 20 personas que se dividen los cortos inscritos por territorios, géneros, especialidades e intereses. De ahí empiezan a salir unas shortlist o preselecciones que pasan luego a manos de otros para que empiecen a conjugar más de dos miradas, y luego viene la selección final. La selección al final no es producto mío y ni siquiera del mismo Andrés, sino que nace de identificar lo que nosotros llamamos talentos curatoriales, que es una cosa de la que en Colombia hay muy baja formación, con una multiplicidad de miradas.
Diario Criterio: ¿Qué particularidades tiene la selección de este año?
Jaime Manrique: Este año podemos darle continuidad a la competencia experimental colombiana, que nació hace muy poco. Y aunque la tenemos desde hace dos años, pensamos que no iba a durar mucho, porque hacer experimental es muy difícil conceptualmente hablando y requiere de personas que tengan mucha más experiencia, pero resultó que hay muchos en el país haciéndolo . Por el otro lado, tenemos un solo programa de ficción, en vez de dos, como ocurría antes. Pero no es que la ficción haya decaído, sino que hay un conjunto de trabajos tan bueno para un programa, que el segundo podía terminar sintiéndose muy débil.
Diario Criterio: La edición de este año tiene elementos muy interesantes, como la retrospectiva por los 10 años de Evidencia Films, de Franco Lolli…
Jaime Manrique: Creo que intentamos hacer un trabajo muy consciente de hacer diferentes lecturas sobre “la luz”. Para nosotros Franco Lolli, director de Gente de bien y Litigante, es muy importante por todo lo que ha hecho desde los cortometrajes. Nosotros lo vimos nacer en Bogoshorts, que en ese momento se llamaba In Vitro Visual, con el corto Como todo el mundo. Él, de hecho, se ganó la primera estatuilla que nosotros entregamos. Además, mucho más adelante fue jurado y encontró en una edición a Duván Duque, a quien decidió promocionar, apoyar y producir. Toda esa historia es una de esas evidencias de encontrar la luz en su punto primigenio y luego irla desarrollando y proyectarla en otros.
Diario Criterio: Otro evento interesante de esta edición es que el Minikino Film Week, del Bali International Short Film Festival, uno de los Festivales especializados en el formato corto de mayor impacto en el sudeste asiático, tendrá un programa retrospectivo…
Jaime Manrique: En ese caso, la mirada fue muy diferente. Yo tuve la oportunidad de ser jurado allá y un poco lo que me encontré, estando en varios encuentros de la industria y en la competencia nacional, es que es un cine que se parece mucho al nuestro, pero que nosotros solemos ver muy lejano. Esa idea de que Indonesia es una antípoda de Colombia, me puso a pensar en que si nosotros cavamos un hueco desde acá hasta el otro lado de la tierra, al lugar al que va a llegar es a Indonesia. En ese sentido, la luz al final del túnel, termina siendo Indonesia. ¿Qué está pasando allá, al otro lado, para poder pensar en conexiones? De esa pregunta nacieron los dos programas que nos pudieran dar una perspectiva del panorama.
Diario Criterio: Este año van a tener una sección fuera de concurso, con cortometrajes dirigidos por cineastas muy reconocidos, como Lucrecia Martel o Apichatpong Weerasethakul. Muchos piensan que el cortometraje es un punto de partida en una carrera en el cine, pero estos casos demuestran que no siempre es así….
Jaime Manrique: Era una sección que necesitábamos, porque cada vez sucede más que los directores y productores de todo el mundo sienten la necesidad de volver al cortometraje. El corto es un formato primigenio, un formato de libertad: cuando usted tiene en juego 5 a 10 millones de dólares (o 20 millones en las industrias desarrolladas) para hacer un largometraje, usted enfrenta muchas presiones comerciales. En el corto, en cambio, usted puede contar lo que necesite contar independientemente de sus resultados comerciales, y eso lo entienden los directores y por eso retornan. Además, quien vea el cortometraje solo como un lugar de tránsito al largometraje está viendo todo de una manera muy limitada. Imagínese que usted sea un escritor y ya haya escrito tres novelas, pero un día se le ocurre una idea para un cuento, ¿no la hace porque ya solo escribe novelas? Claro que sí, porque usted es escritor y usted cuenta historias, no importar el formato.
Diario Criterio: Bogoshorts es un festival que sirve de calificador de cortometrajes para las categorías en los premios Óscar, ¿cómo lo consiguieron?
Jaime Manrique: Son casos diferentes. Los premios de cine tienen una gran dificultad porque se producen muchos cortos, así que buscan un sistema de avales, para que sean festivales que ellos consideran relevantes y de mucha calidad los que vayan haciendo los filtros y les hagan llegar lo mejor de cada territorio. En América Latina hay seis festivales calificadores al Óscar y uno de ellos es Bogoshorts. Esto lo logramos luego de conocer a unas personas de la academia y comenzar el proceso, nos certifican en 2017. Ellos le pidieron a miembros de la Academia que hubieran tenido trabajo con nosotros que hicieran recomendaciones, y recibimos 10 recomendaciones en el mundo.
Diario Criterio: ¿Y cómo funciona exactamente el proceso?
Jaime Manrique: A nosotros nos piden tomar una decisión cuando nos dieron el aval y era escoger si queríamos ser calificadores para la competencia internacional o para la competencia nacional. Y aunque hubiera sido más atractivo escoger el camino internacional, el verdadero valor estaba en el nacional: así que cada cortometraje que gana en las categorías de ficción, animación o documental en la competencia de cortos de Colombia de Bogoshorts queda con una carta que le permite competir en los premios Óscar.
Diario Criterio: ¿Qué enseñanzas les ha dejado este camino de dos décadas haciendo el festival?
Jaime Manrique: Me ha dejado muchas cosas, pero esencialmente la enseñanza de que no existe ningún proceso pequeño que carezca de valor en lo que puede ser el desarrollo de una cinematografía en el futuro. He visto a muchos cineastas a lo largo de la historia venir con muchas ganas, con mucho esfuerzo o con mucho miedo, en donde todos aquellos que no trabajan en el cine los ven como producto pequeño. Y no, estos son los espacios en donde se deben construir los impulsos. Cada vez estoy más convencido de que sin una producción poderosa y potente de cortometrajes no tendremos nunca una cinematografía que valga la pena. Y eso lo demuestran diferentes países. Es como si en el fútbol no hubieran canteras de jugadores.
Diario Criterio: ¿Y en términos de gestión?
Jaime Manrique: Que nunca llegas al éxito y te quedas ahí, no es como si fuera un lugar al que uno arriba y se queda. Nosotros podemos tener una edición maravillosa, pero eso no implica que podamos bajar la guardia. El sistema de apoyos de la cultura es muy frágil: lo que nos puedan dar como apoyo la alcaldía, el ministerio, Idartes es importante, pero siempre limitado pensando en el festival que uno quiera construir. Por otro lado, la única forma de mantenerse en la cresta de la ola es con un trabajo muy continuo que siempre implica la renovación. Nosotros tuvimos que darle un vuelco a toda la idea del festival para cambiar cundo nos llamábamos In Vitro Visual. Si no lo hubiéramos hecho, pensando tal vez que al festival ya lo conocían por ese nombre, no habríamos llegado a donde estamos.
Buena gestión del festival de Bogoshorts
Se muestran muy buenos e interesantes cortos
Y se hace un aporte a la cinematografía , a los Premios Oscar