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Pablo Escobar es uno de los criminales más peligrosos que ha tenido Colombia en su historia y de mayor reconocimiento en el mundo, sin embargo, antes de ser conocido como el líder del cartel de Medellín, el capo logró posesionarse como congresista de la República.
A pocos meses de cumplirse 30 años de la muerte de Pablo Escobar, parece descabellado pensar que el criminal más importante de la historia de Colombia hubiera sido parte de la Cámara de Representantes, pero en 1982 no era considerado un criminal, sino un millonario empresario antioqueño.
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A inicios de los años 80, Escobar era conocido en Antioquia, y aunque la procedencia de su fortuna era un secreto a voces entre la población, figuraba como una persona sin problemas legales. Sin embargo, todo cambió con la llegada del capo al ámbito de la política.
Para la opinión pública, Pablo Escobar era el artífice de múltiples actos de beneficencia en Antioquia, motivo por el que el representante a la Cámara, Jairo Ortega, lo invitó a sumarse a su campaña política de cara a las elecciones de 1982 como su suplente.
“Apoyamos la candidatura de Pablo Escobar para la Cámara, porque su juventud, su inteligencia y su amor por los desprotegidos lo hacen merecedor de la envidia de los políticos de cóctel”, decía un comunicado del Movimiento de Renovación Liberal, liderado por Ortega.
Además de Ortega, el capo contaba con el apoyo del exministro y candidato al Senado Alberto Santofimio, que ocupó este cargo durante doce años. Sin embargo, tiempo después se descubrió su relación con Escobar, lo que resultó en una condena de 24 años de prisión por su participación en el asesinato de Luis Carlos Galán.
Como era de esperarse, Ortega fue elegido en los comicios y con ello Escobar pasó a ser parte del Congreso de la República como segundo de lista. Ese fue el primer paso en el plan del capo, que tenía como objetivo ser presidente de Colombia.
“Cariño, prepárate para ser la primera dama… las puertas del palacio presidencial se nos abrirán”, fueron las palabras del capo, según el relato de su esposa en el libro Pablo Escobar: mi vida y mi cárcel.
El plan de Escobar estaba lejos de cumplirse, ya que su llegada al Congreso también se convirtió en el final de su imagen desapercibida para la justicia. Meses más tarde, el entonces ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, reveló de dónde provenía el dinero de Pablo Escobar. Sumado a ello, el periodista Guillermo Cano confirmó que el entonces representante había estado preso por narcotráfico.
Antes de ser descubierto, Pablo Escobar fue el protagonista de una de las historias más recordadas en el Congreso, lugar en el que es obligatorio ingresar con corbata, un elemento que no acostumbraba a usar el capo. Por eso, en una ocasión, un guarda de seguridad le prestó la suya, recibiendo a cambio 300.000 pesos de la época.
Además de la exposición mediática de los negocios de Escobar, este momento marcó el primer reconocimiento de la influencia negativa que había ingresado al fútbol colombiano, ámbito en el que varios capos eran inversores. Fue la primera vez que este deporte fue objeto de investigación en el país.
“Quiero informar a la opinión pública que el señor ministro de Justicia tiene un plazo de 24 horas para que presente las pruebas concretas de la sindicación que me hizo”, declaró Pablo Escobar ante la prensa tras las afirmaciones de Lara.
Lo que efectivamente se registró. En septiembre de 1983 le fue cancelada la visa y la DEA lo señaló oficialmente como narcotraficante. En 1984, Escobar anunció que se retiraba de la política y meses más tarde ordenó el asesinato de Rodrigo Lara.
Tras la muerte del entonces ministro de Justicia fue declarada un crimen de lesa humanidad, además de ser un caso que en la actualidad sigue sin esclarecerse en su totalidad, motivo por el que fueron llamados a declarar Jairo Ortega y Alberto Santofimio, los padrinos políticos de Escobar.