. A medida que el país avanza hacia una jornada de 42 horas semanales en 2026, surgen interrogantes sobre cómo mantener la eficiencia, el compromiso y los resultados en un entorno de trabajo en constante cambio.
Según datos de BBVA Research, Colombia está entre los países con jornadas laborales más extensas de la OCDE, superando incluso a economías con altos niveles de exigencia como México, Chile y Corea del Sur.
No obstante, este mayor tiempo de trabajo no se ha traducido en una mayor productividad, pues el PIB por hora trabajada en Colombia es uno de los más bajos entre los países de la organización. Esto evidencia una realidad contundente: trabajar más horas no garantiza mejores resultados.
Mauricio Castro, decano del programa de Negocios Internacionales de la Universidad Piloto, explica que “la reducción de la jornada laboral, el auge del trabajo híbrido y la automatización de procesos exigen una evolución del liderazgo empresarial acorde con las transformaciones que imponen tanto factores externos como internos”.
Para el experto, “más allá de supervisar horarios o ejercer un control excesivo sobre los tiempos de entrega, el verdadero desafío es optimizar el rendimiento del equipo, fomentar la autonomía y estructurar modelos de trabajo eficientes que impulsen la productividad sin afectar el bienestar organizacional”.
“El liderazgo en la era de la jornada reducida exige nuevas competencias. No se trata solo de reducir horas, sino de desarrollar estrategias que maximicen el rendimiento y el bienestar. Desde HEP, en alianza con la Universidad Piloto, impulsamos un modelo de formación flexible que prepara a los profesionales para este nuevo escenario”, destacó Juanita Bernal,CEO de Higher Education Partners (HEP).

Las empresas deben afinar sus planes en torno a la retención y a la acertada selección de personal para cumplir sus objetivos de negocios.
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Históricamente, la productividad se ha medido en términos cuantificables como capacidad de producción, eficiencia operativa y generación de valor agregado.
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Sin embargo, con la evolución de las dinámicas laborales, es necesario ampliar esta visión e incorporar variables cualitativas como el bienestar mental, la calidad de los resultados y la aplicación efectiva de nuevos conocimientos. Estos factores no solo impactan el desempeño individual de un equipo, sino que redefinen el rol del liderazgo en la construcción de entornos de trabajo más sostenibles y competitivos.
Estos factores no solo impactan el desempeño individual de un equipo, sino que redefinen el rol del liderazgo en la construcción de entornos de trabajo más sostenibles y competitivos.
Castro dice que para que la transformación sea efectiva, los líderes de las organizaciones deben desarrollar capacidades que estén a tono con las nuevas exigencias del mercado laboral.
A continuación las menciona:
Gestión del tiempo y priorización de tareas
Con una jornada laboral reducida, la eficiencia en la administración del tiempo se convierte en un factor determinante para el éxito organizacional.
En este contexto, los líderes deben enfocarse en identificar y potenciar las actividades de mayor impacto, eliminando aquellas que consumen recursos sin generar valor significativo.
Una estrategia efectiva para lograrlo es la aplicación de metodologías como la Matriz de Eisenhower, la cual permite clasificar tareas según su urgencia e importancia, o la implementación de técnicas de gestión ágil, que optimizan flujosde trabajo y minimizan desperdicios de tiempo

Este sencillo hábito lo puede hacer resaltar en su equipo de trabajo.
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Planeación Estratégica
Al definir objetivos claros en términos de expectativas, tiempos de desarrollo y procedimientos internos, los equipos de trabajo podrán ser conscientes de que sus esfuerzos se materializan en acciones puntuales claves para la operación.
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Una planificación clara permite detectar falencias, aciertos y cuellos de botella en los procesos, lo que facilita la toma de decisiones estratégicas para mejorar el desempeño organizacional.
Innovación y adaptabilidad
Los líderes deben desarrollar una mentalidad ágil que les permita anticiparse a los cambios y responder estratégicamente a nuevos desafíos.
Esto implica no solo incorporar herramientas tecnológicas como la inteligencia artificial, el análisis de datos y plataformas de trabajo colaborativo, sino también fomentar una cultura organizacional basada en la experimentación, la mejora continua y la toma de decisiones informadas.
La capacidad de aprender, desaprender y aplicar soluciones innovadoras será determinante para optimizar la productividad y garantizar la competitividad en este nuevo escenario laboral.
“El liderazgo en la era de la jornada reducida exige nuevas competencias. No se trata solode reducir horas, sino de desarrollar estrategias que maximicen el rendimiento y el bienestar.Desde HEP, en alianza con la Universidad Piloto, impulsamos un modelo de formaciónflexible que prepara a los profesionales para este nuevo escenario”, destacó Juanita Bernal.
REDACCIÓN PORTAFOLIO