A través de la producción del podcast “Píldoras para la memoria y la interculturalidad” y un juego de roles desde la sociedad de debate, cerca de 30 estudiantes de los grados 10° y 11° exploran la memoria histórica pero también cuáles son los aportes que quieren hacer a la sociedad, los papeles que quieren asumir y los retos que hay desde cada uno de ellos para transformar el país. Se trata del Laboratorio Educomunicativo Voces del colegio Colsubsidio Norte de Bogotá, liderado por el profesor de ciencias sociales Álvaro José Torres Galeano.
Esta es la apuesta educativa que en septiembre pasado recibió el primer lugar de la categoría Instituciones Educativas Privadas en la ceremonia de premiación de la sexta edición de “Constructores de país”, galardón entregado por Colombia +20 de El Espectador en alianza con las embajadas de Alemania, el Reino de los Países Bajos y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), con el apoyo de la Universidad Javeriana.
“Este laboratorio nació a raíz de las inquietudes de los estudiantes, del papel que ellos asumen en esta realidad porque comenzaron a preguntarse cómo pueden aportar a las transformaciones del país, qué deben hacer y a futuro en espacios como el Congreso de la República, qué roles pueden asumir”, explicó Torres.
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Según el docente, es a partir de estas inquietudes que los estudiantes toman acción y motivan la creación de este laboratorio, que funciona como actividad extracurricular. Aunque formalmente existe con este nombre desde el año 2021, integra espacios pedagógicos construidos desde el 2019 que se han ido transformando y mejorando como la emisora escolar o la cuento-terapia.
Desde estos espacios y metodologías, la construcción de la paz se amplía a reflexiones sobre la importancia del diálogo, la resolución pacífica del conflicto, el respeto a las diferencias, la diversidad étnica, el papel de la mujer, los problemas agrarios e hitos importantes para comprender la actualidad del país.
Las áreas de lengua castellana y ciencias sociales se han articulado para apoyar el proceso de los y las estudiantes en construcción de paz, al igual que otros docentes para que no solo sea un asunto extracurricular sino también transversal dentro de la cotidianidad escolar.
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Una de las apuestas que actualmente están realizando desde el laboratorio es integrar la justicia escolar restaurativa en el manual de convivencia, porque para los docentes y estudiantes el Acuerdo de Paz brindó insumos, pero el reto es saber aterrizar temas como la justicia restaurativa a la cotidianidad escolar para encaminarla hacia la paz.
“Ya no es la pena punitiva al inicio, sino hasta el final, para poder encontrar otros caminos de restauración, reparación, de tomar conciencia de lo que hiciste y cómo lo puedes transformar. Transitar a esa reparación, a que se dé una garantía de no repetición mediante un ejercicio reflexivo que lleve a una convivencia escolar diferente”, explicó el director del Laboratorio.
Estas acciones alineadas con la realidad del país que camina hacia nuevas formas de construir paz son las que docentes y estudiantes están trayendo a las aulas no solo desde lo discursivo sino también desde las acciones. Fueron las mismas que los llevaron a ser los ganadores del premio que consta de una beca del 100% para que el docente curse una maestría en la Facultad de Educación de la Universidad Javeriana y 30 cupos para el taller ‘maestros para la paz’, dictado por el programa Cultura para la paz, de la misma universidad, el pasado 29 de noviembre.
“Es necesario educar a los maestros para que sean constructores y generadores de culturas de paz, porque son los que están formando a las generaciones más pequeñas, que van a recibir todo un legado de transformación social y política”, explicó Ángela María Jaramillo, coordinadora del programa Cultura para la paz de la Universidad Javeriana.
Jaramillo, junto a Jorge Enrique Castro González, fue quien dirigió el taller al que asistieron 24 mujeres y 6 hombres de la planta docente del colegio Colsubsidio Norte en Bogotá. A través de ejercicios lúdicos en parejas e individuales, los talleristas llevaron a los docentes a un proceso de introspección, de revisión interna sobre los comportamientos cotidianos, que hacen parte de la labor de construir paz desde las aulas.
“Somos un país muy violento, discriminatorio y con raíces fuertes que están muy incorporados en nuestras relaciones y comportamientos. La construcción de paz se hace desde las relaciones más cercanas y cotidianas. En un colegio aún más porque son los niños los que están creciendo y está en nosotros no heredarles esas violencias”, explicó Castro.
A esta reflexión se unió la coordinadora del programa Cultura para la paz, quien también aseguró que la formación de docentes para la paz debe abordar todas las áreas, no solo las orientadas a la cátedra de paz sino a todos, pues estos procesos se gestan dentro y fuera del aula desde la relación docente-estudiante.
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Durante la sesión también se socializaron los contenidos pedagógicos y destinados a los docentes del Informe Final de la Comisión de la Verdad. Estos insumos fueron identificados por Torres como parte de la ruta de trabajo del próximo año del laboratorio, con el fin de visibilizarlos, comprenderlos e incorporarlos en el día a día.
El llamado final del espacio fue a mantener una conexión con la realidad del país para generar reflexiones sobre cómo ese contexto nacional incide en las formas de proceder y tramitar las realidades escolares, y la entrega de herramientas a los y las estudiantes para asumir los desafíos que se avecinan en el país.
