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Cuál es el santo que se celebra este 23 de diciembre

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Majestuosidad de santos católicos en el arte barroco de vidrieras en catedrales. Todos los días hay una celebración onomástica. (Imagen ilustrativa Infobae)
Majestuosidad de santos católicos en el arte barroco de vidrieras en catedrales. Todos los días hay una celebración onomástica. (Imagen ilustrativa Infobae)

Buenas acciones, sacrificios mortales e incluso sucesos inexplicables surgidos por una aparente divinidad, son las razones por las que diferentes individuos fueron beatificados y canonizados por el Vaticano para llevar consigo el nombre de santo.

Todos los días, marcados en el calendario, se conmemora la vida y muerte de estos seres, hombres y mujeres, que dedicaron su existencia a la iglesia católica misma que les valió el nombramiento.

Este es el santoral del sábado 23 de diciembre.

El primer Santo de Brasil

En Sao Paulo, de Brasil, beato Antonio de Santa Ana Galvao de França, presbítero de la Orden de Hermanos Menores, que se dedicó con fruto al ministerio de la predicación y de la penitencia y fundó el Retiro de la Luz, en donde dirigió con gran moderación espiritual una comunidad de Hermanas.

Frei Galvao era reconocido en su tiempo como ‘hombre de paz y caridad’

Antonio Galvao de Franca, el beato canonizado Mayo 11, 2007 por el papa Benedicto XVI, fue un hombre devoto que dedicó su vida a ayudar a enfermos y menesterosos y que dos siglos después de desarrollar su obra se ha convertido en el primer santo brasileño.

Consejero y confesor que socorría a los pobres en viajes a pie por la capitanía de Sao Paulo e incluso por Río de Janeiro, su labor fue reconocida en vida: en 1798 el Senado de Sao Paulo lo consideró como ‘hombre de paz y caridad’.

Fue canonizado por el Papa en una multitudinaria misa celebrada en el Campo de Marte de Sao Paulo, en el tercer día de la visita pastoral de Benedicto XVI a Brasil.

El fraile fue presbítero de la Orden de los Frailes Menores Alcantarinos o Descalzos. En vida, se le atribuyeron varios milagros relacionados con la curación de embarazadas y personas con problemas renales.

Antonio Galvao de Franca, que tomó el nombre religioso de Antonio de Santa Ana, nació en Guaratinguetá (Sao Paulo), en el seno de una familia acomodada y profundamente cristiana.

De 1752 a 1756 estudió en el ‘Colégio de Belém’, de los padres Jesuitas, en Salvador de Bahía (nordeste de Brasil), junto con su hermano José.

Estuvo a punto de ingresar en la Compañía de Jesús, pero su padre, preocupado por el clima de la época contra los jesuitas, promovido por el gobierno portugués del marqués de Pombal, prefirió que ingresase en la Orden de Menores Descalzos de la reforma de San Pedro de Alcántara.

Con 21 años entró para el noviciado en el Convento de Sao Boaventura, en Vila de Macacu (Río de Janeiro), con lo que renunciaba ya a un futuro prometedor en la sociedad.

El 16 de abril de 1761 pronunció sus votos solemnes; un año después fue ordenado sacerdote y se trasladó al Convento de San Francisco, en Sao Paulo, donde continuó con sus estudios de filosofía y teología.

Su vida estuvo marcada por la fidelidad al sacerdocio franciscano, así como por su devoción y dedicación a la Inmaculada Concepción, como ‘hijo y esclavo perpetuo’, según escribió el 9 de noviembre de 1766 en una consagración mariana.

En 1774 fundó la congregación del ‘Recolhimento de Nossa Senhora da Conceicao da Divina Providencia’, institución clausurada por orden del capitán general de Sao Paulo y posteriormente reabierta gracias a la presión popular.

Además, creó y ayudó a construir en Sao Paulo el Monasterio de la Luz en 1774, que sería declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.

En 1811, el religioso fundó el Monasterio de Santa Clara en la ciudad paulistana de Sorocaba, donde permaneció durante once meses para encaminar la nueva institución y la comunidad.

En los documentos que se conservan de la época de Frei Galvao se le describe como un hombre de continua oración y del que se atestiguan fenómenos místicos, como éxtasis, levitación y bilocación.

Cuando no pudo asistir a los enfermos, Frei Galvao comenzó a escribir en un papel una oración a la Virgen María en latín, que enrollado en forma de píldora, se colocaba en la lengua de enfermos y mujeres embarazadas para lograr la curación o para ayudar en el parto.

Desde entonces, esas ‘píldoras’, a las que se atribuyen poderes milagrosos, se distribuyen gratuitamente a las personas necesitadas en el Monasterio de la Luz y en Santuario de Aparecida, entre otros lugares de la región.

Frei Galvao falleció el 23 de diciembre de 1822 y a petición de sus seguidores y de las hermanas de la Luz fue sepultado en el Monasterio de la Luz, que se convirtió en un lugar de peregrinación.

En 1998, fue beatificado por Juan Pablo II, al atribuirle la curación de una niña de cuatro años que sufría ‘insuficiencia hepática fulminante’.

Junto a este personaje hay otros santos y mártires a los que también se les celebra este sábado 23 de diciembre como los siguientes:

San Juan de Kety

San Ivón

San Juan Stone

Santa María Margarita de Youville

San Sérvulo

San Thorlaco

Beato Hartman

Beato Pablo Meléndez Gonzalo

infobae

El santoral es el conjunto de personas (mujeres y hombres) que son veneradas por la Iglesia al ser proclamados como santos o beatos en una fecha determinada en el calendario.

En el trayecto hacia la canonización hay cuatro pasos: el primero es ser nombrado como siervo de Dios, el segundo es ser venerable; el tercer paso es ser beato y, finalmente, el cuarto paso es ser santo.

La beatificación sólo la pueden lograr los fieles que hayan fallecido con fama de ser santos en diversos sitios y este proceso se puede llevar a cabo de dos formas: a través de una causa de virtudes heroicas y la segunda es el martirio, es decir, si la persona murió a causa de su fe.

Por otro lado, el proceso para convertirse en santo implica sumar el nombre de la persona santificada en el canon (lista de santos reconocidos) y con ello se permite que la comunidad creyente le rinda culto público y universal, en tanto, se le asigna una fiesta litúrgica, se le dedican altares, capillas y se reconoce su poder para interceder ante Dios.

Aunque la Iglesia no ha dado una cifra exacta, se cree que actualmente habría hasta nueve mil santos reconocidos. De acuerdo con el Martirologio Romano, actualizado en el 2005, la Iglesia Católica cuenta con al menos siete mil santos, aunque no se cuenta a los mártires, por lo que muchos piensan que incluso la cifra podría llegar a las 20 mil personas.

En la historia reciente, el Papa Juan Pablo II logró canonizar a 388 santos, mientras que el papa Francisco ha batido todos los récords luego de que al día de hoy ha canonizado a 898 santos, 800 de ellos al mismo tiempo.

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