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El Interamerican Institute for Democracy organizó este martes el foro “Bolivia Golpe 2003/ Dictadura 2023″ Recuperar la democracia, en el Museo Americano de la Diáspora Cubana, en Miami.
El evento contó con el respaldo del Museo, Inspire America, Diario Las Américas y Venamérica, y debatió las amenazas y las formas de restablecer el orden democrático que cada vez se debilita más en el país y en la región.
La bienvenida del encuentro estuvo a cargo de Marcell Felipe y de Nelson Oxford mientras que la introducción la hizo Tomás Regalado.
Felipe comenzó diciendo que “la libertad y la democracia son como el agua: una sola masa” y por ello, es la misma lucha en Bolivia, en Cuba, en Nicaragua y Venezuela.
Regalado, en tanto, señaló que “el golpe de Estado de 2003 (en Bolivia) cambió totalmente el curso de la nación” y sumó que “la tiranía castrista fue la raíz de todos los males político-sociales de América Latina”.
“Evo Morales no fue una casualidad sino una estrategia”, continuó.
A continuación, expusieron los oradores Francisco Santos, Guido Añez, Otto Reich, Beatrice Rangel, Dante Pino A., Eva Sara Landau, Hugo Carvajal, Ricardo Israel, Luis Eduardo Siles, Eduardo Gamarra, Javier Torres Goitia, Ronnie Maclean, Emilio Martínez, Iliana Lavastida y Antonio Saravia.
Santos comentó que los sucesos del 2003 en Bolivia explican “lo que pasó en Chile, en Colombia, en 2019 y 2021″, en relación a los estallidos sociales y las quemas.
“Ese escenario sirvió de modelo para generar un cambio político profundo” en Bolivia, lejano a la democracia y ligado al castrochavismo, Hezbollah, Rusia, y otros actores mundiales.
Le siguió Añez, quien aseguró que previo a los sucesos de aquel octubre, Morales había viajado a Venezuela para obtener dinero para financiar los posteriores sucesos, aunque la prensa no se haga eco de esto.
“Nos ganaron el relato porque lo hacen ellos con una prensa totalmente condicionada”, lamentó y resaltó que “no se ha dicho la verdad” de lo que pasó en 2003.
Por su parte, Israel sostuvo que, en Bolivia, “desde que asumió Evo Morales, después del golpe de Estado, el origen electoral se fue perdiendo por la deslegitimación en el ejercicio del poder y los abusos conocidos” y señaló que éste “vinculó al país con la estructura castrochavista del crimen organizado transnacional, con fuerte presencia del narcotráfico”, con la “complicidad de la Justicia”.
Bolivia está “en un camino de deterioro antidemocrático”, dijo y señaló la importancia de la unidad para salir de ello.
En tanto, Pino afirmó que los sucesos de 2003 “han fracasado porque fracasaron los objetivos planteados para llevar adelante este proceso de sedición, subversión y derrocamiento del Gobierno”.
“Este golpe a la democracia ha servido para que estos grupos corporativos que asumieron el Gobierno desde 2005 hasta la fecha hayan derrochado esa cantidad de recursos tan importantes que hubieran servido para cambiar la realidad nacional”, lamentó en ese sentido e insistió en la grave crisis que atraviesa el país.
Landau se refirió a la situación de los presos políticos y sus “desgarradores” testimonios, a quienes “siendo víctimas, la Justicia dictatorial quiere hacer sentir culpables”. Esta persecución se inició, señaló, en 2003 con Morales y no se ha podido cambiar a pesar del gobierno transitorio.
Carvajal comentó que “en octubre de 2003 cayó el estado de derecho, se fracturó la democracia en Bolivia y se produjo el derrocamiento de un Gobierno constitucional”, “un atropello pleno al estado de derecho” y, desde entonces, comenzó un “asalto a la institucionalidad” que, ahora, “se nota”.
Rangel dijo que “hoy recordamos la oportunidad perdida de consolidar la democracia en Bolivia” donde, “dos decenios después de esa frustración, la situación es peor en lo social, en lo económico y en lo político” y pidió la unidad de los líderes y la comunidad internacional, y pasar de la “declaración a la acción” para poner fin al autoritarismo.
Siles sumó, por su parte, que “en 2003 se envenenó el alma del pueblo boliviano con una serie de mentiras y falacias destinadas a desprestigiar grandemente al gobierno constitucional en funciones” y “quienes hicieron eso siguen estando en el Gobierno, 20 años después” y siguen aliados de los regímenes de la región. Es por ello que aún se ven las múltiples violaciones a derechos humanos y se dan las persecuciones y censuras.
Gamarra habló de la situación actual en el país, a la cual describió como “autoritarismo competitivo y neopatrimonial” caracterizado por “el dominio del MAS”.
También explicó que, tal como ocurre en Bolivia, en el neopatrimonialismo existe un dominio personal con un control significativo sobre el Estado, hasta ahora visto con Morales. Por otro lado, hay presencia de redes clientelares, informales y discretas, junto con la corrupción “con el factor agregado del narcotráfico”.
Goitia apuntó a un “complot del socialismo internacional” como promotores de los sucesos de 2003, con Cuba, Brasil y Venezuela, y grupos terroristas. Desde entonces, el escenario en el país solo se ha complicado, llevándolo al punto actual de una “crisis económica irreversible, sin gas, sin recursos económicos, sin Justicia, salud o educación”.
En tanto, Maclean dijo que los sucesos en Bolivia no son una cuestión aleatoria y reflexionando sobre lo ocurrido concluyó en que “no tuvimos la voluntad, la fuerza y la determinación” de parar cuando se comenzó a deslegitimizar al Gobierno.
Martínez habló de las mentiras que surgieron a raíz de los sucesos de octubre y dijo, por ejemplo que pericias balísticas demostraron que “hubo otros grupos armados” actuando en aquel momento, así como hubo “múltiples esfuerzos desde fechas tempranas por parte del Gobierno para llegar a un acuerdo de forma pacífica pero la realidad y la intransigencia estaba instalada en el otro bando”.
Lavastida apuntó contra la relación entre Morales y Castro, que quedó en evidencia con el viaje del primero a Cuba, a poco de asumir, a lo que se sumó, más tarde, “el padrinazgo político” con otros aliados como Venezuela, Nicaragua, Honduras, Argentina, México, Chile, Brasil y Colombia, todos países “que se instrumentan y manejan” desde Cuba.
Por último, Saravia concluyó que aquel octubre “perdimos la fe” y las oportunidades que la democracia ofrecían al país. “Bolivia es de las naciones mas reprimidas del planeta”, lamentó y puntualizó sobre su puesto 167 en el Índice de Libertad Económica, aunque supo estar en el número 25.
“Ha llegado el momento de recuperar al país, tenemos que hacerlo en las elecciones de 2025″, cerró.
Por último, las conclusiones estuvieron a cargo de Carlos Sánchez Berzaín y moderó el evento Francisco Endara Daza.
Berzaín mencionó que a pesar de la variedad de los oradores, “todos coincidieron en que en 2003 se perpetró un golpe de Estado bajo el mecanismo de renuncia forzada” y que fue un golpe no solo contra el gobierno sino “contra el pueblo boliviano que, hoy, paga las consecuencias”.
Apuntó, también, contra el acomodo de políticos y empresarios que sirven “a la dictadura” y cuyas acciones sólo perjudican a la sociedad.
“Bolivia es un Estado porque República quiere decir respeto a la voluntad popular”, señaló y lamentó que “no tenga independencia porque es un satélite de Cuba y Venezuela”.
“Bolivia es además un narcoestado”, denunció y apuntó contra opositores que permitieron la entrada de esta rama de la delincuencia en el país.
Es por ello que, ante la falta de los elementos democráticos, pidió a la comunidad internacional que reconozca al país como una dictadura para poder “cooperar” con la resistencia civil. “Es posible recuperar la democracia y mirar hacia el futuro. La derrota de la dictadura está cerca”, concluyó.
Los expertos se reunieron para analizar la situación política de Bolivia, actualmente bajo la conducción de Luis Arce, aunque con gran injerencia política del líder del MAS y ex presidente, Evo Morales.
En medio de internas del partido y descontento social, varios líderes opositores denunciaron que en el país prima el autoritarismo.
La ex presidenta interina Jeanine Áñez y el ex mandatario Carlos Mesa lamentaron el pasado 10 de octubre, fecha en que se celebra el Día de la Democracia, que, a 41 años de este importante suceso, no haya nada para festejar.
“En este momento no hay Justicia, hay un abuso absoluto y un manoseo de la Justicia” por parte del Gobierno de Luis Arce, declaró Áñez, detenida desde marzo de 2021 a raíz de los hechos de la crisis política de 2019.
“A 41 años de la recuperación de la democracia, Bolivia vive las secuelas del fraude electoral y el autogolpe frustrado de Evo Morales en 2019. El régimen del MAS (Movimiento al Socialismo) profundizó el autoritarismo con 250 presos políticos y la injusticia sin juicio de responsabilidades”, sumó.
Por su parte, el líder de Comunidad Ciudadana -principal fuerza opositora-, remarcó que Bolivia vive en “un autoritarismo próximo a la dictadura” y es crucial la “reconciliación” y construcción de espacios democráticos reales.
A ellos se sumó la voz del gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, quien también está detenido en el marco de la causa “Golpe de Estado I” y cuyo estado de salud se ha deteriorado desde entonces.
“No hay nada que celebrar” ya que Bolivia está gobernada por un “régimen que está asfixiando las libertades y que acabó con la separación de los poderes”, dijo.
El país retornó al orden democrático el 10 de octubre de 1982, tras varios años de regímenes militares dictatoriales, con la llegada a la presidencia del izquierdista Hernán Siles Zuazo.
Sin embargo, el oficialismo denunció que en 2019 hubo un “golpe de Estado” en contra del entonces presidente Evo Morales, que acabó renunciando, mientras la oposición defiende que las protestas respondieron a un fraude en su favor realizado sobre los comicios de ese año.