El realizador bogotano José Alejandro González estrena ‘Álvaro’, una película documental que sigue durante varios años a un colombiano que dejó todo en Colombia por vivir el sueño americano en Nueva York, y quien a sus 70 años se atreve a mirar, frente a la cámara, su vida en retrospectiva.
Siguiendo la línea de su ópera prima, ‘Lázaro’ (2020), el director encuentra en el documental el género perfecto para construir y documentar la vida de aquellas personas que se cruzan en su camino y que para otros pasan desapercibidas.
Una nueva película colombiana renueva la cartelera cinematográfica a partir del 23 de junio. “Están llenos de matices y cuando uno se acerca con empatía con la cámara, muchas veces lo que recoge son aspectos positivos de la vida”, aseguró el director.
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-¿Cómo surgió Álvaro? ¿Por qué decidió retratarlo a él y no a otra persona?
En mis historias dejo que las cosas sucedan. Después de hacer la serie Todos somos buenos, en la que compartía 24 horas con personas a las que les preguntaba espontáneamente sobre temas de sus vidas, pensé qué pasaría si seguía a una de estas personas durante más tiempo. Y lo hice con Álvaro, con quien nos acompañamos, quizá por su soledad y la mía, en una ciudad como Nueva York. Él tiene una fuerza vital sorprendente, su salud mental lo lleva a estar en el borde todo el tiempo, viviendo en una línea delgada que lo acerca y lo aleja de su propio bienestar.
-¿Qué más se retrata de él en la película?
Su fuerza como personaje es evidente, sus profundas reflexiones, sus cambios de ánimo, su filosofía de vida. Algo que me interesó mucho fue su ausencia de Colombia por tanto tiempo, una deuda de su pasado que pudo saldar. Al final puedo decir que nos conocimos en el 2013 y filmamos durante siete años, tiempo en el cual nació una amistad que aún se mantiene y en la que de cierta manera nos hemos apoyado mutuamente.
-Después de tanto tiempo de grabación, ¿cómo define el ‘Álvaro’ que presenta en este documental?
Alguien lleno de humanidad, de contradicciones, pero sobre todo alguien aferrado a la vida, buscando bienestar, como lo hacemos todos a nuestra manera. Obviamente, Álvaro ha tenido sus consecuencias, ha estado preso, alejado de su familia, inmerso en un caos, pero hay algo en él que lo hace seguir adelante y eso para mí es muy potente en su historia. No creo en tener vidas perfectas porque todos en la intimidad tenemos nuestra realidad, a la que debemos enfrentarnos, y eso viene con luz, pero también con oscuridad. Álvaro es un retrato de la soledad, del desarraigo, de esa decisión de ir a vivir en Estados Unidos en busca de un mejor futuro.
-¿Cómo es Álvaro ahora, respecto al que conoció en 2013?
La película le ha dado a Álvaro algo bonito y especial que ha generado un cambio en él, en su realidad: una película sobre su vida, eso no lo tenía antes de que nos conociéramos. En estos momentos es Álvaro con todo un proceso de rodaje y conversaciones conmigo. Hace unas semanas estrenamos la película en The Colombian Film Festival de Nueva York y ahí en frente del público me di cuenta, por la emoción en sus palabras, que este proyecto había significado algo importante para él.
-¿Y cómo es José Alejandro respecto al que conoció y empezó a grabar a Álvaro?
Un José Alejandro más completo, logré mirar la vida, darle sentido a mi hacer con la cámara. Yo viajé mucho por el mundo grabando personas, recogí cientos de historias que estoy seguro se ven reflejadas en esta película que estamos lanzando, uno es lo que ha vivido.
-Álvaro ya se presentó en Nueva York, París, Bogotá y Cali. ¿Cuál ha sido la reacción del público?
La gran mayoría de las personas puede ver su humanidad en la pantalla. Cuando la presentamos en París, muchos franceses comentaron que la película fue un descubrimiento, sentí que algunos se habían visto reflejados en la pantalla, así sus vidas fueran completamente diferentes vieron algo, eso me genera satisfacción. Los primeros 15 minutos de la película pueden resultar incómodos, pero luego se genera una empatía y mucha solidaridad con el protagonista, porque de alguna manera todos somos Álvaro.
-Álvaro, al igual que Lázaro, son historias que tienen como hilo conductor a un personaje, así esté rodeado de amigos o familiares. ¿Por qué le gusta esta individualidad?
Creo que tiene mucho que ver con lo que considero que debe ser una película. Mi forma de hacer audiovisual está muy ligada a mi vida personal, a lo que estoy viviendo. Álvaro no hubiera nacido si yo no hubiera vivido Nueva York como él la vive. La película fue un seguimiento intenso a su cotidianidad, a su intimidad y lo que al comienzo era un juego de ‘estar haciendo una película’ terminó convirtiéndose en un retrato humano que puede servir de espejo a cualquier espectador. Es una vida, nada más que eso. Me gusta filmar así.
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-Usted retrata temas que no son fáciles de ver en la pantalla, como la enfermedad, o personajes conflictivos. ¿Siente que es un cineasta rebelde, o cómo se define?
No me considero un cineasta rebelde, más bien un sobreviviente de la vida y también un afortunado de poder salir adelante, contar mis historias y que la gente pueda ir a verlas. Hay algo en este oficio que he descubierto en la reacción de los espectadores y que me llena de ilusión: estamos tocando fibras de vida, tratando de explicar lo que no se puede explicar. La intuición siempre ha marcado mi camino y mi cinematografía. Cuando estudié en Barcelona fui a ver muchas películas, iba por lo menos tres veces al cine cada día y, aunque me encantaba lo que veía, no era lo que quería producir. Estas películas hacen parte de esa búsqueda que hace tantos años emprendí.
-¿Después de Álvaro, qué sigue en su carrera?
Estoy trabajando en una tercera película que se llama Habitante y es la que cierra esta trilogía de documentales. Involucro todo mi archivo audiovisual, las grabaciones de los encuentros que considero preciosos y que he tenido con personas en muchos lugares del mundo, como en la India, Holanda, España, Estados Unidos, Guatemala, Centro América y Colombia.
-¿Cómo es su relación con la cámara ahora?
Pues es super distante. Realmente no tengo ningún interés de filmar nada, estoy en el montaje de Habitante. También escribí un guion de ficción que lleva en mi mente diez años, lo estoy tratando de mover. Quiero escribir porque es un ejercicio más solitario… He estado leyendo novelas y quiero un día escribir una.
-Desde este 23 de junio podremos ver Álvaro en la Cinemateca de Bogotá, pero también se podrá ver Lázaro, que tuvo que lanzar en streaming…
Es algo muy grande porque estrenamos Lázaro en medio de esta pandemia y aunque sí hubo algunas funciones presenciales en la Cinemateca, era la época en la que no se podía salir mucho. Sé que ahora el enfoque y la novedad es Álvaro, pero me parece interesante que la gente vaya y se encuentre a Lázaro. Siento gran alegría por todo lo que está pasando porque hacer cine es una tarea de largo aliento y estrenarla es como llegar a una meta porque lograr sacar una película es algo grande y también desgastante, me considero afortunado. Me parece una oportunidad, un sueño cumplido y solo tengo gracias para darles a todos los que han estado involucrados en este camino.
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