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Las autoridades de Irak han anunciado este sábado la muerte de tres presuntos miembros de Estado Islámico en un bombardeo llevado a cabo por su Fuerza Aérea en la provincia de Diyala, situada al norte de la capital, Bagdad, contra objetivos del grupo yihadista.
El Mando de Operaciones Conjuntas ha indicado en un comunicado publicado en su cuenta en la red social X que el ataque ha sido llevado a cabo por aviones F-16 en la zona montañosa de Hamrin, donde han sido hallados los cuerpos de los tres sospechosos.
Así, ha resaltado que en la zona se han localizado además “cinturones explosivos, granadas de mano, varias armas, materiales logísticos, dispositivos móviles y otros materiales”, antes de destacar que se trata de “una operación preventiva fundamentada en información precisa de Inteligencia”.
“Hemos obtenido resultados positivos a la hora de eliminar a los remantentes de las derrotadas bandas de Estado Islámico”, ha ensalzado, antes de recordar a los “mártires” caídos en la lucha contra el terrorismo y prometer que continuará con las operaciones hasta “eliminar a los restos del terrorismo”.
El primer ministro de Irak, Mohamed Shia al Sudani, aseguró el lunes que el grupo yihadista “ya no supone una amenaza” para el país y argumentó que las células presentes en su territorio son “grupos aislados” que se encuentran arrinconados por las operaciones de las fuerzas de seguridad.
El grupo yihadista conserva a varios cientos de combatientes distribuidos en varias células itinerantes dentro de territorio iraquí, donde han perpetrado varios atentados en los últimos meses, a pesar de la derrota territorial de su ‘califato’ y de las operaciones llevadas a cabo por las fuerzas de seguridad.
De hecho, el Mando Central de Estados Unidos (CENTCOM) reconoció en julio que el grupo se está reconstituyendo en Irak y Siria y que está recuperando su capacidad perdida tras la desaparición del ‘califato’. En este sentido, dijo que Estado Islámico había ejecutado más de 150 ataques en estos dos países entre enero y junio, por lo que podría duplicar la cifra de atentados en 2023 si mantiene el ritmo durante el resto del año.