El discurso global sobre el futuro del trabajo tiende a centrarse en los empleos de oficina, la automatización de los puestos de cuello blanco y la productividad empresarial. Lo que a menudo se deja fuera de la conversación es que, para la mayoría de las personas del Sur Global, el trabajo muchas veces no es formal.
En grande parte de América Latina, África subsahariana y Asia meridional, el trabajo informal sigue siendo la forma dominante de empleo. En algunas regiones, representa más del 80% del total de la población activa —trabajadores domésticos, vendedores ambulantes, comerciantes, albañiles, etc.— cuyos empleos pueden no estar regulados por un contrato, pero son de vital importancia para la economía.
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Según WIEGO y la OIT, alrededor del 61% de los trabajadores del mundo están empleados de manera informal, lo que representa a 2000 millones de personas.
Imaginar el futuro del trabajo sin tener en cuenta a los trabajadores informales sería un error estratégico.

Informalidad en Colombia.
EFE
Históricamente, los marcos de desarrollo se han referido al trabajo informal como un indicador de subdesarrollo, con la expectativa de que el trabajo se formalice y sea absorbido por mercados laborales regulados. Pero esta suposición está anticuada; la informalidad no está disminuyendo, está evolucionando.
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Los trabajadores de los sistemas informales son cada vez más digitales, móviles y receptivos a las tendencias del mercado. Muchos utilizan WhatsApp o Telegram para conseguir clientes, coordinarse con sus compañeros o anunciar sus servicios. Están construyendo una reputación digital sin necesidad de un currículum y adquiriendo habilidades fuera de las instituciones formales.
En lugar de eliminar la informalidad, debemos idear sistemas que la acojan. Las herramientas de IA ofrecen soluciones prometedoras para ello.

Las ciudades con más informalidad fueron Sincelejo (66,2%) y Cúcuta (65,8%).
Uno de los principales desafíos de la economía informal es la falta de visibilidad. Muchos trabajadores operan al margen de las estadísticas nacionales, sin protección laboral efectiva y fuera de los sistemas de verificación digital. A menudo hablan varias lenguas, tienen múltiples habilidades y son móviles, pero carecen de documentación. La IA puede ayudar a cambiar esta situación, plantea en un análisis el Foro Económico Mundial.
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Herramientas de IA que utilizan la voz y el procesamiento del lenguaje natural pueden permitir a los trabajadores navegar por las plataformas en dialectos locales que entienden mejor. La visión artificial puede verificar la calidad de la mano de obra utilizando reconocimiento de imágenes, lo que permite a los trabajadores crear portafolios portátiles.
Los algoritmos de aprendizaje automático pueden asignar tareas a los trabajadores en función de su disponibilidad, proximidad y evaluaciones de sus pares.
En ciudades como Accra o Ahmedabad, donde los mercados laborales son densos pero desorganizados, la IA podría ayudar a conectar a trabajadores y empleadores de manera más eficiente y equitativa. Un trabajador de la construcción podría ser asignado a un proyecto en función de su historial, verificado por las opiniones de los clientes. Una niñera podría ser evaluada en función de su puntualidad y fiabilidad con varios empleadores, creando un historial de trabajo verificable.
Este tipo de sistema no formaliza a los trabajadores en el sentido tradicional, sino que reconoce su participación económica de una manera que les proporciona control, continuidad y credibilidad.