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El actor Sebastián Eslava, en una escena del filme, en el papel de su padre, el torero Pepe Cáceres.
Sebastián Eslava
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En los años sesenta del siglo pasado, uno de los personajes nacionales más seguidos por las audiencias era el torero de Honda , Tolima, Pepe Cáceres, no solo por su profesión en alza en esa época, sino por ser uno de los hombres más apuestos dentro del casi inexistente mundo de los galanes. Sin embargo, su atormentada historia de vida no se conocía o ya se ha olvidado.
Su hijo menor, el reconocido actor y también apuesto Sebastián Eslava Vélez, a los 20 años —siendo estudiante de actuación en Los Ángeles— volvió su mirada sobre ese progenitor del que recordaba muy poco, pero que gracias a su madre y a otros familiares sabía que había ocupado las primeras páginas de la prensa nacional y se había codeado con pintores como Pablo Picasso, escritores como Ernest Hemingway y toreros tan importantes y mediáticos como Luis Miguel Dominguín, quien fue su amigo personal y quien lo cobijó por meses en su casa, a raíz de la primera cornada que le propinó un toro en su debut como novillero en Málaga, Andalucía (sur de España).
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El público podrá ver el filme en las salas de Cine Colombia.
Sebastián Eslava consolidaba su carrera actoral, en paralelo se dedicaba a averiguar sobre su padre y hasta escribió un extenso guion cinematográfico en el que intentaba abarcar los 52 años de la vida de Cáceres y que él solo compartió por escasos tres años.
Iba armando esa existencia como si se tratara de un rompecabezas con fichas desperdigadas por Honda, Bogotá, Manizales y algunas ciudades españolas, además, con el testimonio de personas cercanas o lejanas que en algún momento se cruzaron en su camino.
En esas estaba cuando, a los 25 años —afiebrado con los triunfos de su padre—, decidió que se haría torero y se fue a España, pero le pudo más el miedo y su edad tardía para comenzar una carrera que requiere no solo de mucha juventud, sino de haber pasado mucha hambre y de no tenerle miedo al miedo.
Entonces, para que ese cúmulo de esfuerzos alrededor de un hombre muy original —del que ya pocos se acordaban— no se perdiera, recorrió en Andalucía algunos de los pasos del primer torero nacional y tal vez de América que triunfó en ruedos españoles. Lo hizo de la mano de amigos o de parientes de estos que le permitieron seguir reconstruyendo una vida privilegiada, aunque transitada en largos trechos con penurias, desencuentros, inconvenientes y grandes obstáculos, a los que les dio cara con gran valor y orgullo, calidades que lo acompañarían toda su vida.
recorrió en Andalucía algunos de los pasos del primer torero nacional y tal vez de América que triunfó en ruedos españoles
Eslava regresó a Colombia con la urgencia de rodar la película que parecía tener completa en su mente. En una fiesta se encontró con Camilo Molano, director y productor de cine, dueño de Chapinero Films, además de escritor y pintor, a quien le contó su proyecto.
A Camilo le sonó la historia y sin ser ni taurino ni todo lo contrario, se conmovió con la historia de un hombre que triunfa a pesar del abandono de sus padres. “Quedé huérfano de madre a los 7 años y ese estado de orfandad que viví me volvió admirador de la historia del torero Pepe Cáceres, me encantó la idea de contar ese relato tierno, pero a la vez duro y triste”.
Camilo y Sebastián se hicieron socios y desde hace una década comenzaron a trabajar en una película que parecía imposible de realizar por los costos.
En la primera etapa se presupuestaba que tendría un valor de 25 millones de dólares, por todas las locaciones y exteriores en los que se filmaría; porque intentaba contar todas las etapas de su vida y porque el tema no era fácil de vender, polarizaba: crispaba a muchos y a una minoría los llenaba de entusiasmo nostálgico que preferían no hacer público.
Sin embargo, como la vidamisma de su biografiado, fueron venciendo las resistencias, acortando su relato y bajando los costos.
Los noventa minutos de la película transcurren en una atmósfera llena de sombras y luces, en la que se da cuenta de esos primeros años de la vida de José Eslava Cáceres abandonado por sus padres: un padre bebedor que se suicidó y de una muy joven mamá, sin trabajo, que no se siente capaz de sacar adelante tres hijos. Ella recurre a su anciana madre para que se encargue del mayor de ellos, y, como sostiene en la cinta, lo hace porque es el más fuerte y el más guerrero y tiene la seguridad de que no se dejaría ni vencer ni convencer de tomar un mal camino.
Cáceres, muy joven, conversa con el mundialmente célebre pintor español Pablo Picasso.
Archivo particular
Historia que es un tópico, porque ha sucedido y sucede en este país y en muchos otros a diario, tal vez sin suicidio de por medio. Así, esos primeros años de José Eslava los pasa al lado de Clementina, bella y querendona abuela que reniega de la afición de su nieto por la fiesta brava, pero que al mismo tiempo entiende que no puede cortarle las alas.
Cuando el niño, a los 12 años, decide unirse a la cuadrilla de los enanos toreros del empresario y luego picador de toros Emerson Murillo, la abuela lo despide sin drama alguno y le desea que pueda cumplir con su sueño de llegar a ser una gran figura en ese competido y difícil mundo. Actitud que Pepe siempre agradeció y con creces.
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Contaba en una entrevista el inolvidable y siempre bien recordado Fernando González Pacheco, gran aficionado a los toros y comentarista en todas sus ferias, que Emerson se caracterizaba por ser un tipo muy duro y áspero que fustigaba a los aprendices con una vara si no hacían las suertes tal y como él ordenaba, de acuerdo con los cánones que él seguía.
con la buena suerte que se encontró con un taurófilo español que, de entrada y viéndolo torear, se ofreció a ayudarlo a viajar a España para hacerse figura.
Con José Eslava no fue distinto y, aunque la película no muestra maltratos físicos, sí da cuenta de la explotación y de la mala leche de su ‘apoderado’, porque le costó mucho trabajo sortear con acierto la suerte final, que fue el karma del torero y el lunar de una profesión en la que se lució con el capote y la muleta. Tanto que un pase con la capa lleva su nombre, ‘cacerinas’.
Esos primeros años de juventud de José Eslava culminan con su llegada a la finca de la ganadería Dos Gutiérrez, en Manizales, una de las más bravas y tradicionales del país. Allí arribó después de penurias y explotación por plazas de segunda y tercera categoría, con la buena suerte que se encontró con un taurófilo español que, de entrada y viéndolo torear, se ofreció a ayudarlo a viajar a España para hacerse figura.
Lo primero que le pidió fue quitarse el nombre. No más José, que José solo había uno: Joselito el Gallo, superdotado torero que modernizó la forma de torear. Fue rebautizado como Pepe, al fin de cuentas así se le dice en Colombia —y más en España— a los José. Por el amor a la abuela, el español le aconsejó que tomara el apellido de casada de Clementina y así nació Pepe Cáceres.
La película nos traslada a Sevilla, la primera ciudad a la que llegó en 1954 un veinteañero torero colombiano dispuesto a comerse el mundo; a Málaga, a ese debut como novillero, a su primera cornada grave. Secuencias que mezclan la realidad con la ficción, las imágenes del padre con las del hijo más de medio siglo después.
El diestro colombiano dialoga en España con el escritor estadounidense Ernest Hemingway, autor de ‘Muerte en la tarde’.
Archivo particular
Un trabajo de edición superlativo, realizado por el editor colombo-francés Ettiene Boussec, en el que se ven las actuaciones de Pepe Cáceres en España, en Manizales —que fue su plaza—, junto a las de Sebastián Eslava en Bogotá, en la plaza de Santamaría o en las de ganaderías que se sumaron al proyecto, siendo la más utilizada la de Dos Gutiérrez. La unión de esas escenas, sin que se noten sus costuras, siempre en blanco y negro, es una de las virtudes de la cinta, en las que se luce Sebastián como torero serio, profundo, artista con el capote y hondo con la muleta, como fue su padre.
La suerte acompañó a Camilo y a Sebastián, que encontraron en la filmoteca española —en unas latas llenas de polvo— las imágenes de la alternativa de Pepe Cáceres, en Sevilla; las de su primera cornada y otras más, que podrían considerarse como un tesoro.
Además de su abuela, el mundo femenino conquistó al torero, sin disminuir ni un grado de intensidad ese inmenso amor que profesó a los toros, que le dieron los mejores y más brillantes momentos de su vida. Las mujeres, por su parte, le brindaron estabilidad, dos hijos y cinco hijas: una gran familia, como la que siempre añoró y echó de menos en esos años de su infancia agobiante y solitaria.
Su primera esposa fue la reina de belleza Olga Lucía Botero, con quien tuvo una hija, la reconocida presentadora Adriana Eslava, y un hijo. Luego se casó con la también famosa cantante Lyda Zamora, de cuya unión nacieron Lyda Eugenia y José Andrés. Finalmente, contrajo matrimonio con la artista Olga Lucía Vélez, de Cartago, Valle, con quien tuvo a Manuela, Natasha y Sebastián, el menor.
Hubo algunos otros romances que la película recrea, más que por su profundidad o duración, por lo que representaron en su vida: el primer amor, el de la tierna juventud, la relación con la mujer más bella de Colombia y el que tuvo en España con una cantante.
La historia de Camilo y Sebastián recién comienza pues desde fines de enero está en pantalla. En octubre de 2022 se estrenó en el Festival de Cine BIFF. Ha tenido presentaciones para la prensa, familiares y amistades en la Cinemateca Distrital y en el Avenida Chile y han concurrido personas ligadas a la fiesta taurina y otras que no lo son, pero siempre las palmas se han escuchado, así como los buenos comentarios por su factura y por esas lecciones de vida que se entrelazan al perfilar a ese hombre que se hizo con tanto esfuerzo, derrochando siempre madurez, honestidad y un orgullo que lo hacían distinguido y diferente. Valor que le heredó su hijo Sebastián Eslava.
“Conseguir la financiación, encontrar el relato que le diera fuerza a la película, contar con la ayuda de personajes como el nieto de Luis Miguel Dominguín, Nicolás Coronado —para que hiciera el papel de su abuelo—, y de actrices como la consagrada Laura García (para el papel de la madre de Pepe) y tantas personas que contribuyeron a que nuestra cinta sea no solo una biopic, sino también un documento histórico, me dan gran satisfacción”, afirma con alegría Sebastián.
(…) tantas personas que contribuyeron a que nuestra cinta sea no solo una biopic, sino también un documento histórico, me dan gran satisfacción.
Él es, como su padre, muy serio, no tan comunicativo como su socio Camilo, pero no esconde su orgullo ante un homenaje que parecía que no lograba cuajar.
Sin embargo, esa década recogiendo tantos recuerdos desperdigados le dio la oportunidad de realizar una cinta redonda, que gusta. Y que termina con la voz de Olga Lucía Vélez, su madre, interpretando la bella canción española de Joan Manuel Serrat Aquellas pequeñas cosas, acompañada de un guitarrista flamenco. Fue el regalo a su hijo por haber tenido la osadía de narrar la vida de ese padre que murió alejado de los focos que lo persiguieron buena parte de la vida, de una cornada, en la poco glamurosa plaza de Sogamoso, un año después de haber anunciado su retiro de los ruedos.
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