Esta semana comenzaron formalmente las negociaciones del salario mínimo en Colombia, con el fin de definir el aumento que tendrá este indicador para el 2025, en medio de un ambiente tenso entre los empresarios y los trabajadores y con poca confianza desde el mercado, de cara a un posible acuerdo entre las partes.
El primer round de este proceso se vivió este martes 3 de diciembre con la instalación de la Subcomisión de Productividad, donde se reveló la cifra de productividad que se tendrá en cuenta durante las negociaciones. Este proceso cuenta con el apoyo técnico del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane).
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Si bien todos los años se menciona y sale a flote en estas calendas, el dato de productividad es un término que no goza de un amplio conocimiento entre los colombianos, pese a la importancia que tiene para que el salario mínimo crezca por encima de la inflación y que en esta ocasión atrae la atención del mercado.
Lo primero que hay que decir es que este es un indicador debidamente reglamentado, tanto en la Constitución Política, como en el Código Sustantivo del Trabajo y otras normas, donde se toma como una medida económica que refleja el crecimiento en la eficiencia con la que se utilizan factores de producción como capital y trabajo, para generar bienes y servicios.
Dicho de una forma simple, se encarga de mostrar cómo ha evolucionado la capacidad de la economía para producir más valor con los recursos disponibles, durante los últimos años y si se están usando bien o no los recursos que tiene la Nación, tanto en lo público como en lo privado, a la hora de generar desarrollo.
Acá se debe tener en cuenta que un aumento en la productividad refleja que las empresas están generando más ingresos por unidad de trabajo, lo que implica que los trabajadores han incrementado su contribución al crecimiento económico de esas empresas y del país en general. Así mismo, vincular el salario mínimo al dato de productividad también beneficia a los empleadores, ya que asegura que los aumentos salariales sean sostenibles y no excedan la capacidad financiera de las empresas.
Entre las normas que mencionan este dato, se encuentra la Ley 278 de 1996 que regula el proceso de negociación del salario mínimo en Colombia, estableciendo criterios clave para su ajuste anual. Entre estos factores se destacan la inflación causada (con corte a noviembre), el incremento en la productividad laboral y el comportamiento del PIB, los cuales permiten que el salario mínimo refleje tanto las condiciones económicas del país como las necesidades de los trabajadores.
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Por otra parte, la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales es el órgano encargado de analizar estos indicadores durante las negociaciones del salario mínimo. Este espacio tripartito reúne a representantes del gobierno, los empleadores y los trabajadores, buscando acuerdos que equilibren los intereses de las partes.
Acá también hay que decir que la Constitución Política de 1991, en su artículo 53, establece los principios fundamentales del derecho laboral, incluyendo la garantía de una remuneración mínima vital y móvil, proporcional a la cantidad y calidad del trabajo. Además, el artículo 334 señala que el Estado debe intervenir en la economía para equilibrar los factores de producción y trabajo, incorporando la necesidad del tema.
A todo esto se suma el Código Sustantivo del Trabajo, que en su artículo 146 dice que el salario mínimo debe fijarse considerando diversos factores económicos y sociales; como el costo de vida, la capacidad económica del empleador, las condiciones del mercado laboral y la productividad de la economía.
Con esto claro, vale la pena dejar claro que la Productividad Total de los Factores (PTF) que se tendrá en cuenta para la negociación fue del 1,73%, mientras que la productividad laboral por hora trabajada alcanzó el 3,43%. Además, la productividad laboral por persona empleada fue del 1,76% y se reportó una productividad media del 3,14%, reflejando una tendencia positiva en términos de eficiencia.
Para poner un ejemplo de cómo funciona este sistema: simulando que la productividad se ubique en 1% y la inflación quede en 5,2%; el punto de partida de las negociaciones del salario mínimo para 2025 podría ser del 6,2%, es decir, poco más de $80.000 del rango salarial que actualmente impacta a más de dos millones de colombianos.