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Las alarmas se han encendido en el sector avícola del Perú, específicamente en la región de La Libertad, donde se han registrado cerca de 30,000 muertes de aves de traspatio en los primeros 63 días del año 2024, atribuidas a tres brotes de influenza aviar. El más reciente de estos, detectado el 1 de marzo en la ciudad de Chepén, ha exacerbado preocupaciones sobre el posible impacto de esta epidemia en la seguridad alimentaria del país, dada la importancia del pollo y los huevos en la dieta de los peruanos.
Según información proporcionada por Alfonso Medrano, presidente de la Cámara de Comercio de La Libertad y representante de las avícolas norteñas, a la Agencia Andina, ya se han reportado pérdidas en varias provincias, incluyendo Pacasmayo y Paiján, lo que subraya la rapidez con la que el virus está circulando.
La situación es crítica, ya que la región es responsable del 25% de la producción avícola a nivel nacional, con 6 millones de aves ponedoras y una producción mensual de 17.5 millones de pollos bebé. “Si se registrara un brote de influenza aviar arrasaría con todo…”, expresó Medrano, resaltando la gravedad del problema.
La propagación del virus se agravó por prácticas irresponsables, como la venta de aves posiblemente infectadas en mercados locales por parte del dueño de la granja Santa María, donde se identificó el segundo brote. “Al parecer, en una acción desesperada e irresponsable, el propietario ha decidido vender sus aves como carne”, indicó Medrano, subrayando el aumento del riesgo de expansión del virus en la región.
Una de las mayores frustraciones expresadas por Medrano ha sido la respuesta del Servicio Nacional de Sanidad Agraria del Perú (Senasa) frente a la crisis. A pesar de los esfuerzos por parte del sector privado para formular un plan de vacunación que no implicaría costos para el Estado, la falta de acción y autorización para el uso de vacunas ha obstaculizado las medidas preventivas.
“La vacuna contra la influenza la tiene controlada el Estado y si no se cuenta con la autorización del Senasa no te la venden, es por ello que se requiere la intervención del Estado, la cual sentimos que no se nos está atendiendo, pese a que la alimentación de la población está en juego”, lamentó Medrano, destacando la necesidad de una alianza público-privada para enfrentar esta amenaza sanitaria.
El impacto de estos brotes se extiende más allá de las pérdidas económicas y empresariales, apuntando a un severo problema de seguridad alimentaria en un país donde el pollo y los huevos son fuentes primarias de proteínas.
Añadió que están en riesgo los pollos, gallinas, gallos de pelea, patos, que es el principal vector de la enfermedad, entre otras aves, y si se registra un brote de una granja formal podría significar millonarias pérdidas. Como se sabe, las pérdidas en la granja Santa María en Chepén superan los 1,200,000 soles.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) identificó al virus de la influenza aviar de los subtipos H5 y H7 del tipo A como agentes causantes de una enfermedad grave en aves, con una capacidad de transmisión rápida y elevadas tasas de mortalidad en múltiples especies. Este hallazgo subraya la necesidad de mantener estrictas medidas de bioseguridad e higiene en el contacto con estas especies, especialmente en áreas donde la presencia del virus ha sido verificada.
Dichas recomendaciones se fundamentan en la capacidad del virus para infectar a humanos en ciertas circunstancias, tales como el contacto directo o indirecto con aves infectadas o la exposición a ambientes contaminados por sus desechos. La manipulación de las aves, como el desplume y el procesamiento de animales muertos, así como la preparación culinaria en los hogares, son prácticas que incrementan el riesgo de contagio. Los síntomas en humanos dependen de la cepa del virus, pero generalmente incluyen tos, fiebre alta, dolor de cabeza, malestar general, y dolores musculares, entre otros.
