Ser primera dama en Colombia no es pilao, pues las esposas de los presidentes están sometidas al escrutinio: les critican que son el poder en la sombra y hasta su pinta.
Recordemos el matoneo que se chupó la discreta María Juliana Ruiz por su chaqueta de cartulina color menta o Verónica Alcocer por la sotana papal que lució en la posesión.